El anillo de cenotes al norte de Yucatán es la cicatriz dejada por el meteorito de Chicxulub hace 66 millones de años.
Con 12 km de ancho, su impacto formó un cráter de 200 km y desató una de las mayores extinciones en la historia de la Tierra… sí, la que borró a los dinosaurios.
Pero de la destrucción nació algo increíble: los cenotes, esas ventanas subterráneas de agua cristalina que hoy son un tesoro natural y cultural, se encuentran en el noroeste de la península en la periferia donde cayó el meteorito en Chicxulub Yuc. Es por eso que no tenemos cenotes cerca de las playas ni a sus alrededores.